Claro, suponía que las personas que logran vender palomitas, correr a trabajar una hora en el escenario, volver a las palomitas y luego otra vez al escenario, eran también quienes montaban la carpa. Pero en secreto esperaba que, al menos en ese momento, los artistas descansaran.
No.
La mayoría de los artistas estaban allí — sin trajes, sin maquillaje, sin decoraciones.